Autónomo, recuerda que una novedad de esta campaña de RENTA es que son deducibles en IRPF los intereses de demora pagados a la Administración
Los autónomos pueden deducir ciertos gastos en su declaración de la renta para reducir las ventas e ingresos y, así, calcular el beneficio neto de su actividad, sobre el cual se aplicará el porcentaje de IRPF correspondiente. Con respecto a los gastos deducibles, una novedad en esta campaña es que los autónomos podrán deducirse los intereses de demora pagados a la Administración por infracciones o retrasos en el pago de impuestos.
Sentencia del Tribunal Supremo
Este cambio se debe a una sentencia del Tribunal Supremo, Sentencia núm. 1.091/2023
de 24 de julio de 2023, la cual determinó por primera vez que el dinero pagado por los autónomos a Hacienda por retrasos es deducible en el Impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Con anterioridad, solo las empresas podían deducir estos intereses.
Redefinición de los intereses de demora
Aunque pueda resultar paradójico, antes se consideraban los intereses de demora como una ganancia patrimonial para los autónomos. Con la sentencia referida, se redefinen los intereses de demora como una pérdida patrimonial. Es decir, si los autónomos pagaron intereses de demora a Hacienda o a la Seguridad Social durante 2023, pueden deducirlos en la declaración de la renta como una pérdida patrimonial y no como un gasto.
Retroactividad
Un punto crucial es que este cambio de criterio es retroactivo, permitiendo a los autónomos reclamar los intereses no deducidos de los últimos cuatro años.
Tributación de intereses de demora recibidos
En el caso opuesto, la Administración exige que se declaren y tributen los intereses que paga la Agencia Tributaria por devoluciones tardías de impuestos. Según el Tribunal Supremo, los intereses de demora abonados por la Agencia Tributaria constituyen una ganancia patrimonial y están sujetos al impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Conclusión
En resumen, la sentencia del Tribunal Supremo permite a los autónomos deducir los intereses de demora como una pérdida patrimonial, alterando la consideración previa de estos como una ganancia. Este cambio ofrece una oportunidad significativa para que los autónomos optimicen su carga fiscal y reclamen deducciones retroactivas.
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