Hemos visto Joy, una película de David O. Russell, y nos ha llamado la atención la fantástica historia que nos cuentan en ella. Una historia en la que se ven reflejados muchos aspectos de la difícil tarea de emprender.
Jennifer Lawrence, ganadora del Globo de Oro a mejor Actriz de Comedia o Musical y nominada a los Oscars como mejor actriz, encarna a Joy Mangano, una mujer que aspira a ser algo más que una «ama de casa».
La crítica habla de Joy como un cuento de hadas, una historia donde una mujer emprendedora consigue convertirse en una mujer de éxito creando productos para el hogar y convirtiéndose en una de las caras más conocidas y valoradas de la teletienda americana.
Sin embargo nuestra visión es algo diferente. Sí, al final de la película nos muestran una Joy totalmente diferente a la que conocemos en un principio. Una mujer triunfadora, de gran éxito, tanto personal como profesional. Pero… ¿es todo cuestión de azar?
Como hemos dicho muchas veces porque así lo creemos, la suerte siempre le pilla a uno trabajando. Es obvio, que para que una historia sea merecedora de convertirse en una película, debe tener algo de magia. Joy es la historia de una emprendedora de éxito, pero lo que realmente nos parece interesante de esta película, es la forma de mostrar el camino al éxito. Muchas veces nos encontramos historias que nos cautivan, donde todo sale rodado, como por arte de magia. Sin embargo esta no es una de esas películas.
Se tratan temas como la conciliación familiar, teniéndose que hacer cargo de sus hijos, sus padres e incluso su exmarido todos reunidos en la misma casa, de la cual Joy es la única que saca adelante. Hace malabares para compaginar su faceta de trabajadora y de «ama de casa», entendiéndolo como matriarca al cargo del hogar familiar.
También muestra de forma cómica la implicación familiar en los negocios. La familia siempre estará ahí para ayudarte, y en el caso de Joy no es distinto. Sin embargo, el dinero, los intereses, las decisiones relevantes para el futuro de tu negocio,… Son cosas que, aunque la familia es lo primero, se deben definir escrupulosamente para nombrar las responsabilidades de cada uno, y no llevarnos sorpresas en un futuro.
Pero el hilo conductor de todos estos temas no deja de ser el entusiasmo y el creer en tu idea de negocio hasta el final. Durante la película nos encontramos con las típicas decisiones que tienen todos los emprendedores. ¿Necesito un socio que me financie? ¿Dejo en manos de un profesional la promoción de mi producto? ¿Hipoteco mis bienes para seguir con el negocio? Ante los fracasos y decepciones que vemos que sufre la protagonista, siempre, aunque vayan muy mal las cosas, Joy saca fuerzas de donde parece no quedar nada para echarle coraje y corazón al asunto. No rendirse nunca fue lo que llevó a esta mujer emprendedora al caso de éxito que se nos cuenta en la película.
Así que, emprendedor, te recomendamos esta película. Sin lugar a dudas es una historia entretenida, en la que nos podremos sentir identificados en algunos aspectos y muy inspiracional. No te rindas nunca antes las adversidades.